Retos laborales que enfrentan las mujeres en 2022

El camino hacia la igualdad laboral es un proceso aún en desarrollo, marcado por desafíos persistentes que afectan a las mujeres en sus entornos de trabajo. Cada 8 de marzo, al conmemorar el Día Internacional de las Mujeres, es fundamental reflexionar sobre los progresos logrados y los obstáculos que aún persisten en el ámbito laboral. Este artículo explora algunos de los principales retos laborales que enfrentan las mujeres en 2022, ofreciendo un panorama claro sobre la situación actual y la necesidad de avanzar hacia un futuro más equitativo.

Índice
  1. Zoom ceiling: si no te ven, no cuentas
  2. Investigación: menos papers y menor representación
  3. Empleo doméstico: un sector desprotegido
  4. Doble y triple jornada: la carga del cuidado
  5. Cuántos 8 de marzo para romper el techo de cristal
  6. Acabar con la brecha salarial: igualdad en retribución

Zoom ceiling: si no te ven, no cuentas

La adopción del teletrabajo ha transformado la forma en que las mujeres interactúan en el entorno laboral, ofreciendo flexibilidad pero a la vez planteando nuevos desafíos. Uno de los fenómenos que ha surgido es el zoom ceiling, que se refiere a la falta de visibilidad que enfrentan las trabajadoras en entornos virtuales. Este fenómeno se traduce en una serie de desventajas, como la percepción de menor compromiso y productividad en comparación con aquellos que trabajan de forma presencial.

La presencialidad se ha convertido en sinónimo de visibilidad y oportunidades. Las estadísticas indican que las probabilidades de ascenso para quienes teletrabajan pueden ser hasta un 38% menores que para aquellos que están presentes en la oficina. Este dato subraya la importancia de las interacciones cara a cara y cómo la falta de ellas puede limitar el avance profesional de las mujeres.

  • Desigualdad en visibilidad laboral.
  • Dificultades para equilibrar responsabilidades laborales y familiares.
  • Limitación en las oportunidades de promoción.

Investigación: menos papers y menor representación

La pandemia ha afectado de manera desproporcionada la producción académica de las mujeres. La necesidad de asumir una mayor carga de cuidados durante el confinamiento ha llevado a una disminución en la elaboración de informes y publicaciones académicas. Según un estudio de la Universidad de Montreal y de Indiana, la producción académica femenina se redujo entre un 8% y un 12% durante este periodo crítico.

Este descenso no solo refleja la desigualdad presente en la distribución de las responsabilidades familiares, sino también la dificultad que enfrentan las mujeres para mantenerse activas en el ámbito profesional cuando están inmersas en el cuidado de la familia. A menudo, la producción académica de las mujeres tiende a bajar drásticamente durante los años de crianza, lo que no sucede en igual medida con sus colegas masculinos.

Empleo doméstico: un sector desprotegido

El empleo doméstico es un sector altamente feminizado, con un 95% de trabajadoras mujeres. Sin embargo, estas empleadas carecen de protección laboral adecuada, ya que su trabajo no está incluido en el Régimen General, lo que las deja sin acceso a beneficios como el desempleo. Recientemente, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha calificado esta situación como discriminatoria, subrayando la necesidad de mejorar las condiciones laborales para este colectivo.

Una de las principales dificultades es la falta de inspecciones laborales en los domicilios, donde se llevan a cabo estas tareas. Esto genera un vacío de control sobre las condiciones laborales, lo que puede resultar en situaciones de explotación y abuso.

  • 95% de trabajadoras en el sector.
  • Falta de acceso a derechos laborales básicos.
  • Condiciones de trabajo no reguladas.

Doble y triple jornada: la carga del cuidado

Las mujeres que asumen responsabilidades de cuidado a menudo enfrentan una carga mental y emocional significativa. Este fenómeno, conocido como la doble jornada, implica que muchas mujeres deben equilibrar sus obligaciones laborales con las demandas del hogar, lo que les deja poco tiempo para el ocio y el desarrollo personal. La falta de oportunidades para la formación y la adquisición de nuevas habilidades puede limitar su capacidad para avanzar en el ámbito profesional.

Desde diversas organizaciones que luchan por la igualdad, se aboga por una mayor corresponsabilidad en las tareas de cuidado, instando tanto a las empresas como a los hombres a asumir su parte de la responsabilidad. Esto no solo facilitaría una distribución más equitativa de las obligaciones, sino que también permitiría a las mujeres tener una vida más plena y con igualdad real de oportunidades.

Cuántos 8 de marzo para romper el techo de cristal

A pesar de los avances, las barreras para alcanzar posiciones de liderazgo son aún evidentes. Las estadísticas indican que el trabajo realizado por mujeres es frecuentemente menos valorado que el de los hombres, lo que se traduce en que ellas deben reunir más méritos para acceder a puestos de mayor responsabilidad. Los prejuicios sexistas todavía impregnan los mecanismos de ascenso, lo que perpetúa la falta de representación femenina en posiciones estratégicas y de toma de decisiones.

Acabar con la brecha salarial: igualdad en retribución

La brecha salarial de género se mantiene como uno de los problemas más persistentes en el ámbito laboral, situándose actualmente en un 16.2% según datos del Ministerio de Igualdad. Las mujeres, a menudo, se ven forzadas a optar por jornadas parciales o reducidas, lo que contribuye a esta inequidad. Sin embargo, este no es el único factor en juego. Los pluses y otras retribuciones que no están reguladas suelen favorecer a los hombres, perpetuando así la desigualdad en las remuneraciones.

Un ejemplo claro se observa en el ámbito del trabajo en supermercados, donde el salario de un mozo de almacén, mayoritariamente masculino, supera al de una cajera, que es una profesión predominantemente femenina. Esta disparidad en la remuneración resalta la necesidad de implementar políticas que aseguren que trabajos de igual valor sean retribuidos de manera equitativa.

  • La brecha salarial se ubica en un 16.2%.
  • Las mujeres asumen más jornadas parciales.
  • Las retribuciones no reguladas favorecen a los hombres.

Además de estos retos, es crucial destacar la importancia de la educación y la sensibilización sobre la igualdad de género en el trabajo. Para profundizar en este tema, puedes ver el siguiente video que aborda los principales desafíos que enfrentan las mujeres en el ámbito laboral:

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